El concepto “Empresa”, ha de ser entendido como un ente que se halla en constante movimiento y estrechamente relacionado con una continua toma de decisiones, cuyo acierto o desacierto, está sujeto a todo orden de trascendencia. Indudablemente la económica, es primordial; pues consiste en el pilar con el que toda empresa responde a su actividad diaria. Íntimamente relacionado con la salud económica de un negocio, se encuentra el asesoramiento legal que este recibe, desempeñando, no solo la lógica función de resolución de problemas, sino también, operando bajo la constante premisa de elaborar estrategias con el fin de evitarlos. Ello facilita al empresario focalizar sus esfuerzos en el marco estrictamente productivo y comercial. Que una PYME cuente desde sus inicios con un eficaz asesoramiento jurídico, es un valor añadido que todo modelo de negocio debe contemplar.
¿Cómo aportar este valor añadido?
1. Combatiendo la morosidad.
Hay que proporcionar a la empresa eficientes herramientas que hagan frente a la morosidad, es decir, reaccionar con la debida diligencia frente a impagos de obligaciones pendientes o previendo su contingencia. Tal y como informa la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa, CEPYME, en su boletín de morosidad y financiación empresarial del presente mes de octubre de 2015, http://bit.ly/1jRPNnh “Un 90% de las medianas empresas declara tener facturas pendientes de cobro. De las empresas medianas que declaran esta circunstancia, un 12% revelan una tasa de mora superior al 20% de su facturación. Por otra parte, un 11% estima que pueden no llegar a cobrar incluso importes superiores al 10% de su facturación”.
Tener establecida una estrategia jurídica en tiempo anterior, coetáneo y posterior a situaciones de impagos, saber cómo reclamar deudas a las entidades privadas así como a las administraciones públicas, estar continuamente informado sobre las innumerables reformas legislativas, conocer el modo de afrontar la factura fiscal cuando existen créditos pendientes de cobro, etc, son circunstancias que evidencian la necesidad de la participación de un abogado en el ámbito empresarial.
2. Compitiendo en el irreversible escenario online.
Obviamente, un correcto uso de las nuevas tecnologías, constituye una provechosa fuente de comunicación y transacción entre empresas, proveedores, administración, clientes, etc. No obstante, para catalizar el enorme potencial que ofrece la “Red de Redes”, se hace necesario conocer al detalle la legislación, sobre todo, en lo que respecta al comercio online y a la Ley de Protección de Datos, ya que disponer de la información del cliente, comercializarla o acceder al mismo sin su permiso expreso, puede llegar a suponer un ilícito que origine indeseadas consecuencias para la empresa. Una vez se haya obtenido el consentimiento, se debe ofrecer al cliente una información rigurosa y clara en la que se detalle el destino de los datos aportados, así como garantizar el derecho de modificación, rectificación, oposición o acceso pertinente en caso de solicitud por parte del mismo.
Conclusión
Son muchas las Pymes, los autónomos, que, con vistas puestas en la búsqueda de un razonable ahorro de costes, y bajo la originaria condición de, primeramente, dar impulso y hacer rentable su modelo de negocio, opten por no contar con los servicios de un profesional del derecho. Probablemente, en más de un supuesto, la génesis del fracaso de un negocio o de un mero anquilosamiento del potencial empresarial, radique, entre otras causas, en no haber sentado unas bases legales sólidas en las que sustentarse. Sin lugar a dudas, cultivar la relación emprendedor-abogado desde el inicio de un proyecto, contribuirá a establecer unos firmes cimientos, añadiendo con ello, mayor garantía para la conquista del éxito empresarial.